Sanctuary

miércoles, 1 de mayo de 2013

Mama, papa soy… gótico… parte tercera (La historia de Luciel)

En este mundo el apoyo de la familia es de mucha importancia para nosotros los jóvenes y precisamente Luciel fue quien más apoyo tiene por parte de su familia. Lo cierto es que para ella las mal llamadas tribus urbanas no le eran desconocidas, su madre perteneció en su juventud a los llamados chavos banda, es decir a los primeros rockers de México y no ha cambiado mucho desde entonces ya pese a trabajar en el sector público ella siempre viste de pantalón de mezclilla y sus camisetas de bandas de antaño, su colección de músicas incluye acetatos, lp´s y cd. Su padre siendo ingles perteneció al punk y sufrió en carne propia las injusticias del sistema ingles en aquella época en contra de los movimientos juveniles. Luciel creció escuchando música urbana, los tatuajes y perforaciones le parecían normales, por lo tanto cuando conoció el mundo gótico como tal, sus padres no lo tomaron a mal, por el contrario ellos le acompañaban al chopo (centro cultural y comercial en México donde se reúnen en paz las distintas tendencias urbanas) Por el contrario a lo que piensan la mayoría de los padres, ella siempre destaco por su promedio escolar, aunque gustaba de ir a conciertos y reuniones con amigos jamás ha probado drogas o alcohol, no las necesita para ser feliz, por el contrario practica natación desde los seis años y sus estudios por completo ha estado becada por excelencia académica. A los doce años ingreso al INBA donde aprendió a tocar el piano y el chelo, tiempo después se dedicó al modelaje para una línea gótica muy popular, actualmente está por concluir su licenciatura en comercio internacional en el ITAM, nunca ha dejado de lado el mundo gótico. Su madre le apoya en todas las decisiones que toma y le brinda amor, lo que me hace pensar que sería de la mayoría de nosotros si nuestra familia no nos juzgara por la ropa que vestimos o la música que escuchamos y por el contrario nos ayudara a seguir nuestros sueños. Pero pareciera que estamos predestinados a repetir los errores de nuestros padres, esperemos que no sea así para nosotros.